Cocinar es mi terapia… y también puede ser la tuya 🙂
No soy pastelera ni chef, nunca he estudiado absolutamente nada de cocina. La cocina es mi herramienta de trabajo… claro, el entorno es un poco diferente al que están acostumbrados cuando piensan en un psicólogo o en una psicoterapia, pero lo que la hace absolutamente única y original son los movimientos emocionales que se crean a través de la cocina terapia, la riqueza de las interacciones humanas, la posibilidad de acceder a la mente y al mundo de las emociones a través de un universo hecho de sensaciones, de olores, de sabores capaces de conectar al paciente con el terapeuta, una sensación con un comportamiento, una expresión del rostro con una emoción. Hoy, la receta de la tarta, no una tarta cualquiera, sino la de la "tranquilidad"… así la llamaba mi hijo cuando era pequeño; pensaba que preparar tartas daba una sensación de tranquilidad, y no se equivocaba. Los niños aprenden a gestionar sus emociones también observando a los adultos; tal vez por eso mi hijo cocina. La cocina es el reino de los sentidos, a través de pequeños gestos surgen pensamientos agradables y positivos que ayudan a la mente a recuperar una sensación de tranquilidad, su centro, su equilibrio. La receta es realmente sencilla pero muy rica, el unico problema es que se acaba rapido Ingredientes para la base: 400 g de harina 200 g de mantequilla 100 g de azúcar glass 4 yemas 1 cucharadita de polvo de hornear Para el relleno: 4 manzanas cortadas en cubitos una nuez de mantequilla 2 cucharadas de azúcar (opcional) canela (yo usé 2 cucharadas) nueces a gusto En un bol grande, vierte la harina, el azúcar y la mantequilla cortada en trocitos, y mezcla con la punta de los dedos hasta obtener una textura arenosa. Luego añade las yemas, la vainilla y el polvo de hornear y amasa rápidamente. Envuelve la masa con film transparente y déjala enfriar en el refrigerador durante al menos media hora. Mientras tanto, prepara el relleno. En una sartén cocina las manzanas en cubitos con una nuez de mantequilla, el azúcar y la canela, durante 10-15 minutos. Pasado el tiempo de reposo, saca la masa del refri y divídela en dos partes, una un poco más grande que la otra. Con un rodillo, estira la parte más grande y forra un molde para tartas. Vierte el relleno de manzana encima. Con la otra parte de la masa, forma tiras y colócalas encima de la tarta cruzándolas. Y ahora si está lista para ir al horno, precalentado a 180 °C, durante 25-30 minutos.
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Cuando se habla de cocina japonesa, lo primero que viene a la mente de la mayoría de las personas es el sushi: refinado, colorido, minimalista. El sushi se ha convertido en un símbolo global de la gastronomía nipona. Pero limitarse a eso es como pensar que la cocina italiana se reduce solo a la pasta y la pizza. La cocina japonesa es un universo mucho más amplio, sorprendente y profundamente arraigado en la filosofía del equilibrio y la simplicidad. Cada plato es una invitación a desacelerar, a escuchar nuestros sentidos, a nutrir el cuerpo y la mente con respeto y consciencia. Es una invitación a alimentarse de forma más consciente, más sencilla, pero también más profunda. Una de las razones que explican la extraordinaria riqueza de la cocina japonesa es que toda su tradición culinaria gira en torno al umami, el llamado quinto sabor. La palabra umami es un término japonés que significa literalmente “sabroso” o “delicioso”. Es considerado uno de los cinco sabores fundamentales junto al dulce, salado, ácido y amargo. El umami es lo que hace que una sopa de miso sea tan reconfortante, o un caldo de ramen tan envolvente. Es el sabor que amplifica a los demás, aportando equilibrio y profundidad a cada bocado. (Pero de eso hablaremos en otra ocasión...) Durante nuestro viaje a Japón probamos una infinidad de platos exquisitos, delicias que varían de una región a otra. Descubrir la cocina japonesa es abrirse a una nueva sensibilidad, a una nueva forma de cuidado cotidiano. Aprendes que incluso en el plato más simple puede esconderse una forma extraordinaria de equilibrio y bienestar. Entre las maravillas de la cocina japonesa que más me sorprendieron está el pan. Tienen una variedad increíble de panes, que llaman la atención por su suavidad y su sabor delicado. Uno de los más icónicos es el shokupan, el clásico pan de molde japonés, que se ha hecho famosísimo en los últimos meses y es considerado uno de los más esponjosos del mundo. Su textura, increíblemente ligera y aterciopelada, se logra gracias a una técnica llamada yudane o tangzhong, que consiste en cocinar una pequeña parte de la harina con agua o leche antes de incorporarla a la masa. Este método permite retener la humedad, creando una miga muy suave que se conserva fresca por más tiempo. El resultado es un pan delicado, ideal tanto para preparaciones dulces como saladas. El shokupan no solo es suave al tacto y al morderlo: tiene una ligereza que lo hace casi como una nube, pero con estructura. Al tostarlo ligeramente, desarrolla una corteza crujiente que contrasta maravillosamente con el interior mantecoso. Es una experiencia sensorial que habla de cuidado, precisión y amor por los detalles. Este método es ampliamente utilizado en la panadería japonesa y china, y es el secreto detrás de la textura irresistible de sus panes. Una preparación sencillísima con poderes extraordinarios... capaz de transformar tus masas, dulces o saladas, en delicias suaves y delicadas que se mantendrán esponjosas durante mucho más tiempo. PANECILLOS al estilo JAPONÉS Les puedo asegurar que la espera vale la pena. Para preparar estos deliciosos panes al estilo japonés, lo primero que deben hacer es preparar el tangzhong, también conocido como water roux. Paso 1: el tangzhong En un sartén, mezclar 20 g de harina con 100 g de leche y cocinar a fuego medio hasta obtener una consistencia gelatinosa. Verter en un recipiente, cubrir con plástico adherente y dejar enfriar. Paso 2: la masa Mezclar 10 g de levadura seca con 120 g de leche y dejar reposar durante 10 minutos. En un bol, agregar 320 g de harina, una pizca de sal, 50 g de azúcar, 1 huevo, añadir la levadura y el tangzhong, y comenzar a amasar. Finalmente, agregar 40 g de mantequilla blanda. Amasar hasta obtener una masa muy elástica y homogénea (si no tienen batidora amasar al menos durante 15 minutos). Formar una bola con la masa y dejar reposar hasta que duplique su volumen. Paso 3: los panes Cuando la masa esté lista, dividirla en 6 partes iguales. Si prefieren que los panes sean más pequeños, pueden dividirla en 8 partes. Formar los panes y colocarlos en un molde rectangular enmantecado o cubierto con papel de hornear (el que utilicé tiene medidas de 26x15 cm). Dejar reposar nuevamente durante aproximadamente una hora. Paso 4: la cocción… (¡y finalmente estamos listos!)
Precalienten el horno a 180°C. Mezclen una yema de huevo con una cucharada de leche y pincelen los panes. Horneen durante 20-25 minutos, teniendo cuidado de no quemar la superficie. Pueden conservarlo durante varios días a temperatura ambiente, pero, para una conservación más prolongada, pueden cortarlo en rebanadas y congelarlo: será suficiente con calentarlo ligeramente en el horno o en la tostadora para devolverle su fragancia original. A disfrutar!!!! Vivimos en una epoca en la que todo parece tener que ser inmediato, en la que todo corre rápido. Sin embargo, en la cocina (como en la vida) algunas de las mejores cosas necesitan tiempo. Las masas de larga fermentación son un ejemplo perfecto: el arte de saber esperar, de dejar que la naturaleza siga su curso, es un principio fundamental para obtener masas perfectas, suaves y/o fragantes. Cualquiera que haya amasado alguna vez en la vida sabe que no se puede forzar el proceso, no basta con mezclar los ingredientes para obtener un buen pan o una pizza con una consistencia perfecta. El secreto está en saber esperar, una masa que se deja fermentar lentamente adquiere estructura, complejidad y un sabor incomparable. La prisa es enemiga de la perfección: reducir los tiempos significa comprometer el resultado final, la fermentación lenta y controlada es la clave para obtener productos extraordinarios. La maduración de la masa, obtenida con largos tiempos de reposo, no sólo mejora la consistencia sino que enriquece el sabor, dando, por ejemplo, ese inconfundible aroma a pan recién horneado que tanto nos gusta. La fermentación no es sólo un proceso químico, es un ritual que invita a la calma, la observación y la meditación activa. Quienes se dedican a hacer pan aprenden pronto que no se trata sólo de nutrir el cuerpo, sino también el espíritu. Amasar y esperar el momento de hornear se convierte en un ejercicio de paciencia que trae consigo una profunda satisfacción, es una enseñanza que va más allá de cocinar... significa darse el lujo de frenar, de respirar. Nos enseña que las mejores cosas llevan tiempo, que la prisa muchas veces conduce a resultados mediocres, que el valor no está sólo en el resultado, sino también en el proceso y que el placer de crear algo con tus propias manos es insustituible. Ya sea una deliciosa pizza o un proyecto largamente deseado, la paciencia siempre se ve recompensada con el éxito. La próxima vez que prepararán algo que les requiere mucho tiempo y mucha paciencia, intenten pensar en ella de una manera diferente, no como una simple espera sino como una oportunidad, y tal vez descubran que no es sólo el pan a mejorar, sino también su forma de afrontar la vida... La vida es un proceso y la paciencia es parte del camino, hay cosas a las que sólo podemos encontrarle sentido cuando dejamos de “correr” y empezamos a “observar”. Ni siquiera se imaginan la cantidad de recetas que estoy probado, hay muchas formas de preparar una verdadera pizza napoletana en casa, pueden encontrar infinidad de recetas y tutoriales… con 12, 18, incluso 48 horas de fermentación, con fermentación a temperatura ambiente o en el refrigerador, La receta que les propongo hoy requiere 8 horas de fermentación a temperatura ambiente. ¿El resultado? Excelente. Estén atentos porque pronto publicaré la receta de la pizza para los impacientes, para los que están acostumbrados al resultado inmediato, para los que, a pesar de no tener mucho tiempo, les gustaría poder disfrutar de una exquisita pizza italiana hecha en casa.
Paso 1 disolver 2g de levadura en 400g de agua y añadir poco a poco 600g de harina de fuerza y sal (yo uso la harina Caputo, que debo decir que es realmente buena, pueden encontrarla en muchas tiendas en Santiago que hacen entrega a otras regiones tambien). Cuando hayan incorporado toda la harina, poner la masa en una mesa de trabajo y amasar unos minutos más, tapar con un paño húmedo y dejar reposar veinte minutos. Repetir esta operación 2 veces más. No será necesario amasar mucho, a medida que lo vayan amasando se darán cuenta que cada vez se pondrá más elástico, esto significa que la malla de gluten se está formando correctamente. Déjar reposar en un recipiente hermético durante 4 horas. Paso 2 Cuando la masa estará lista dividirla en 4 partes iguales, formar unas bolitas procurando cerrar bien la parte de abajo y dejar reposar nuevamente, en contenedor hermetico durante 4 horas mas. Paso 3 Calentar el horno a temperatura máxima, estirar la pizza, rellenarla y hornearla sobre una piedra refractaria muy caliente, si no tienen la piedra pueden usar la placa del horno al revés (aunque todavía tengo que entender por qué recomiendan ponerla al revés) esta también debe estar bien caliente. Le puedo asegurar que la espera vale totalmente la pena. ¿Alguna vez han pensado en cuantos procesos los niños usan cuando cocinan? Desde la atención, la memoria, hasta la coordinación, la concentración, la creatividad “. Cocinar estimula a nuestros hijos en todos los sentidos, no solamente los tiene ocupados si no que tambien se vuelven muy productivos y ademas mejora su estado de ánimo. Si le dan una oportunidad se darán cuenta de las cosas maravillosas que son capaces de hacer y preparar. Cuando cocinan son siempre muy curiosos y concentrados. Cocinar puede convertirse en una oportunidad para estimular el desarrollo del niño y su autonomía: elegir la receta, preparar los ingredientes, saber cómo preparar la comida, reconocer los alimentos saludables, organizar el tiempo de que disponen….. son momentos de crecimiento, se necesita muy poco para que estos momentos sean agradables y entretenidos. Ellos también son capaces de hacer y si se equivocan o algo no sale como deberia volveremos a intentarlo. La cocina es creativa, en la cocina todo se puede cambiar: los ingredientes, la receta, se puede experimentar y aunque un plato vuelves a repetirlo una y otra vez nunca te saldrá igual. Aquí están las DONUTS al horno preparadas por mi hijo. La primera vez que aprendió a preparar donuts solo tenia 6 años, en esta epoca acabábamos de mudarnos a Australia y en los dias muy lluviosos nos entreteníamos mucho en la cocina. Le encantaba pasar ratos juntos probando recetas, y ahora que está en la universidad sigue cocinando. Cuando el plato esta listo está la satisfacción y la sorpresa del resultado final. Ingredientes para 8-10 donuts 10 g de levadura 170 ml de leche tibia 30 ml de agua tibia 40 g de mantequilla derretida 45 g de azúcar 1 huevo 370 g de harina 1 cucharadita de sal Para el glaseado de vainilla: 1 taza de azúcar glass 1 cucharada de mantequilla derretida 1 cucharada de esencia de vainilla 2 cucharadas de leche Para el glaseado de chocolate: 100 g de azucar glass 15 g de cacao 30ml de agua Preparación: En una fuente disolver la levadura en el agua tibia, agregar la mantequilla, la leche, el huevo, el azúcar y la sal. Mezclar los ingredientes hasta que la mezcla este suave y homogénea. Despues añadir la harina amasando con las manos.Dejar la masa cubierta con un mantel de cocina hasta que se haya duplicado su volumen. Estirar la masa en una hoja de unos 2 cm de espesor y cortar las donuts. (Si no tienen un cortador para donuts pueden utilizar un vaso y el corcho de plastico de una botella de agua de 1,5 l). Colocar las donuts en una bandeja de horno engrasada y dejarlas reposar durante media hora.
Mientras tanto preparar el glaseado: En un bol mezclar la mantequilla con el azúcar, agregar la vainilla y la leche hasta que la mezcla esté suave y uniforme. Para el glaseado de chocolate mezclar el azúcar con el cacao, y añadir el agua de a poco, hasta obtener una mezcla omogenea Precalentar el horno a 180 C y hornear las donuts por 15-20 minutos, hasta que sean dormidas en la superficie. Dejarlas enfriar y bañarlas por un lado en el glaseado. Si prefieren pueden freírlas pero como yo no me vuelvo loca por freír preferimos hornearlas y puedo asegurarles que el sabor es igual que rico pero, quizás, un poquito mas saludable! Locos por el chocolate? ... la ciencia también lo dice. Un grupo de investigadores estadounidenses descubrió que el chocolate desencadena la producción de una sustancia similar al opio en nuestro cerebro, provocando una auténtica adicción, y por eso no se puede decir que no a un delicioso bocado hecho con el chocolate. Contiene diversas sustancias responsables de su acción estimulante y de la gratificante sensación de bienestar que se percibe al degustarlo.
Hermosa a la vista, deliciosa para comer. Ingredientes : Para la pastafrola de chocolate: 200 gramos de harina 80 g de azúcar glas 1 pizca de sal 150 gramos de mantequilla 2 cucharadas de cacao 2 yemas de huevo Para la ganache: 200 g de chocolate (yo usé chocolate con sabor a brownie) 150 ml de crema de leche 3 cucharadas de ron para darle sabor 20 gramos de mantequilla Para el glaseado: 30g de crema 30g de agua 50 gramos de azúcar 20 gramos de cacao 2 hojas de gelatina (cola de pes) frambuesas para decorar Para preparar la masa mezclar la harina con el cacao, el azucar y la mantequilla obtenendo un arenado, y al final agregar los huevos. Pueden usarla de inmediato o guardarla en el refrigerador unos 30 minutos, en este caso aconsejo extenderla con un uslero entre dos hojas de papel mantequilla ante de ponerla en el refri. Estirarla formando una hoja no muy fina, hacerle agujeros, cubrir la superficie con papel de horno y una capa de arroz y cocinar en horno precalentado a 170ºC durante 15 minutos. Para la ganache: llevar a ebullición la crema con el ron, verterla sobre el chocolate picado y dejar que se derrita, añadir la mantequilla y mezclar hasta que esté tibia. Verter la ganache sobre la tarta y dejar enfriar. (tardará aproximadamente una hora) Para el glaseado.... remojar la cola de pes. En una olla poner el agua y la crema y llevar a ebullición, añadir el cacao y el azúcar y remover continuamente para evitar grumos. Retirar del fuego y añadir la gelatina exprimida. Remover hasta que se derrita por completo, déjar enfriar y volcar sobre la ganache. Dejar enfriar en el refrigerados durante aproximadamente una hora, decorar a gusto, yo usé frambuesas y unas decoraciones de chocolate. . A medida que pasa el tiempo aprendes la importancia de vivir tranquilo, la intuición se vuelve tu mejor aliada, la paz interior el lugar donde siempre quieres estár, aprendes lo importante que es salir de los lugares donde sea que no estes feliz, te vuelves selectiva con las personas con las que te relacionas. Reduces tu circulo, te rodeas de personas genuinas preocupandote de tus proprios asuntos, te enfocas en lo que mas te entusiasma y lo sigues, A veces cuando todo se siente demasiado ruidoso, demasiado caótico, simplemente me aislo y me retiro en mi lugar favorito y encuentro en la cocina un refugio para respirar, para encontrar calma, donde los pensamientos se ordenan al mismo ritmo que los ingredientes se combinan con armonia. No se trata de huir de nada ni de nadie, solo se trata de darse un espacio, sin tener que darle explicaciones a nadie, se trata de darse el permiso de sentir en silencio, allí, entre los aromas, los perfumes y el ritmo lento y tranquilo de la cocina entre mezclar, picar y amasar.. La cocina no es solo un espacio donde se preparan alimentos; es un oasis de emociones positivas. Me pierdo en la textura de la masa entre mis dedos, en el aroma reconfortante de una sopa que hierve a fuego lento, en la suavidad de una salsa que se espesa con paciencia. En cada movimiento, en cada proceso, puedes sentir cómo la mente se aquieta, las preocupaciones se diluyen. El acto de cocinar puede volverse un diálogo silencioso contigo misma, una oportunidad para enfrentar tus emociones sin interrupciones. No es necesario justificar por qué necesitas este tiempo ni poner en palabras lo que te pasa. Simplemente, deja que la cocina te envuelva con su calidez y te ayude a recomponerte. En cada plato hay parte de ti, de lo que sientes, de lo que piensas transformados en algo tangible, algo que nutre y reconforta. Cocinar no es solo alimentar el cuerpo, sino también el alma. Y cuando todo se vuelve demasiado, siempre podrás encontrar paz en la magia de transformar ingredientes simples en algo que te devuelva la calma y la claridad que necesitas... en algo como este delicioso pan ciabatta.. Lentamente encontrarás el camino de regreso a ti un poco mas fuerte, mas tranquila, lista para volver a empezar... Les dejo una receta muy simple, pero que necesita mucha paciencia, si se animan a probarla, Disfruten el proceso y se darán cuenta que el resultado vendrá tambien
Para la masa van a necesitar 400g de harina de fuerza 350g de agua 2 g de levadura seca sal Mezclar todos los ingredientes, sin necesitad de amasar. Cubrir con papel film y dejar reposar 30 minutos. Después del primer reposo hacer 3-4 pliegues (doblando la masa sobre si misma) cubrir nuevamente y repetir este proceso cada 30 minutos por lo menos 3 veces, hasta lograr que el gluten se desarrolle bien. Cubrir con papel film y dejar fermentar por 10 horas a temperatura ambiente. Cuando la masa está lista estirarla sobre un mesón cubierto con harina, tamizar harina encima y formar los panes. El tamaño depende de ustedes. Ponerlos sobre papel mantequilla y dejarlo reposar una hora mas. Tips para el horneado: -precalentar el horno a la maxima temperatura con la bandeja adentro para que sea bien caliente al momento de hornear el pan. -Si quieren pueden poner una bandeja con agua hirviendo, para que la superficie sea mas crujiente y tome un color ligeramente mas café (pero algo que nadie les dirá es que en realidad no le servirá de mucho para que el pan sea mas crujiente, porque en el horno de casa no es posible obtener la humedad que mantienen los hornos de una panadería, así que no se frustren si después de un par de hora los panes ya no son crujientes, nada le ha salido mal, simplemente es la naturaleza del pan hecho en casa) -hornear alrededor de 30 minutos, los primeros 20 minutos a 220C, bajar a 200 los ultimos 10 tenendo cuidado de no quemar la superficie. Eventualmente cubrir con papel aluminio. Y este es el resultado final ![]() Nunca hubiera imaginado que era tan fácil preparar una red velvet. El.... nunca sabrás si nunca lo intentas.... es muy cierto y en todas las cosas. Y que tiene a que ver una torta con la vida? Bueno además de lo rico que es ... Me quedé pensando: las mayores oportunidades surgen cuando nos atrevemos a hacer algo. Todo está en empezar, y una vez que estás en el proceso todas las dudas, las excusas, las preocupaciones desaparecen. Cada vez que se les ofrece una oportunidad tomenla, atrevanse a hacer [....Séneca dijo: no nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son dificiles porque no nos atrevemos a hacerlas...nunca sabremos de lo que somos capaces hasta que no lo intentamos . Atrévanse porque todo se puede. Y si les gusta cocinar y quieren preparar esta delicia, les dejo la receta, en la vida uno nunca sabe, todas habilidades sirven, hasta cocinar! Ingredientes y preparación:
En un bowl mezclar: 220 gr de harina todo uso 200 gr de azúcar 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio 1 cucharadita de polvo de hornear 1 pizca de sal 1 cucharada sopera de cacao En otro bowl mezclar todos los ingredientes liquidos: 170 ml de leche 1 cucharada de vinagre blanco 2 cucharadas de jugo de limon 2 huevos esencia de vainilla 130 ml de aceite vegetal 2 cucharaditas de colorante rojo (le aconsejo usar colorante en gel, le dará este color rojo intenso tipico de esta torta) Añadir a esta mezcla los ingredientes seco, revolver con un batidor (manual) hasta que la mezcla esté omogenea, dividirla en dos moldes de 15 cm, forrados con papel mantequilla. Hornear en horno precalentado a 160C por 40 minutos aprox. Dejar enfriar ante de desmoldar. Para el frosting: en un recipiente batir 400 gr de queso crema a temperatura ambiente, agregar 180 gr de mantequilla a temperatura ambiente 180 gr de azúcar flor Cortar cada biscocho en dos partes iguales, cubrir con el frosting cada capa de la torta. Poner el frosting por todo lado y decorar. Si quieren conseguir que la parte superior le quede perfecta pueden poner el ultimo biscocho boca abajo. La llevamos a la nevera un ratito ante de comerla. Y a disfrutar! Preparar pan es una de las prácticas más agradables que hay, perfecta para reducir el estrés y la ansiedad , y por cierto el aroma al sacarlo del horno, despertará todos sus sentidos. No hay nada como un panecillo recién salido del horno, el sabor y la textura son tan distintos a los de los panes comprados en tienda. Se ha convertido en una tendencia muy popular desde hace mucho tiempo especialmente cuando logramos pasar tiempo en casa. Comiencen con recetas simples, básicas, sin complicarse con panes que requieren técnicas avanzadas. No necesitan tampoco herramientas muy sofisticadas. No tengan prisa, disfruten del proceso. Es posible que el primer intento no salga tan perfecto... no se desanimen...se necesitan practica y paciencia. Pueden encontrar muchas recetas en las redes sociales, la receta de estos pancitos que preparé yo es de @doughykitchen He probado varias recetas y todas muy ricas. Realmente exquisitos, suaves y esponjosos y si no logran darles la forma que ella les da.... bueno podrán darle la forma que prefieren. En conclusión, hacer pan en casa con tus propias manos es una habilidad que vale la pena aprender, es una experiencia realmente gratificante y con varios beneficios, ya sea que estés buscando un nuevo pasatiempo o quieras disfrutar del delicioso sabor de una rebanada de pan recién salido del horno mi consejo es... intentalo, te encantará! les dejo el link de la receta por si quieren empezar este viaje en el mundo panadero https://www.instagram.com/reel/C0B8_ReN-q5/?igsh=N3l2anh2ZzhzeDBk INGREDIENTES Y PREPARACION
500g de harina de fuerza 350 ml de agua 4 g de levadura seca 12 g de sal 8g de azucar aceite Mezclar todos los ingredientes con una cuchara hasta que estén integrados. Poner la masa en un bowl engrasado, cubrir con papel film y dejar reposar durante 30 minutos. Transcurrido este tiempo, hacer 3-4 pliegues, (doblando la masa sobre si misma), cubrir nuevamente y dejar madurar la masa en el refrigerador durante 10-14 horas. Sacarla del refri, dejarla entibiar, verterla sobre una superficie enharinada, estirarla delicatamente en un rectángulo y cortar en 8 trozos, darle forma. Poner los pancitos en una bandeja de horno con papel mantequilla y hornear en horno precalentado a 220/250 C (dependiendo de su horno) por unos 20 min. A disfrutar! En el afán de la vida cotidiana, la cocina puede ser tu oasis de la tranquilidad. Este espacio, más que simplemente un lugar para preparar comida, puede convertirse en un refugio donde los sentidos se despiertan y el espíritu se eleva. Desde siempre la cocina ha sido el corazón de los hogares, es un lugar de celebración y alegría, donde las familias se reúnen para compartir momentos, contar historias y nutrirse no solo fisicamente sino también emocionalmente. Es en este espacio donde se generan las más profundas conexiones humanas, donde se crean lazos de amor y amistades alrededor de una mesa bien servida, donde se comparten risas, conversaciones y, porque no... penas y tristezas, donde se forjan los recuerdos más preciados, donde la comida se convierte en un vehículo para celebrar la vida. Aquí, los ingredientes se convierten en obras culinarias, donde la combinación de sabores, colores y texturas despiertan tus sentidos elevando tu estado de ánimo. Cada plato es la expresión tangible del amor y el cuidado que se pone en cada bocado. Mas allá de la satisfacción del apetito, la cocina alimenta tu alma, ayudándote a mantener equilibrio y armonia. Este simple acto se trasforma en una herramientas para buscar cambios mentales una forma de expresión personal que permite liberar el estrés y canalizar las emociones de forma positiva. La cocina se convierte así en un espacio de autoexploración y descubrimiento, donde uno puede encontrarse a sí mismo. Es mucho más que un espacio físico; es un oasis de emociones positivas en medio del caos del mundo exterior. Es un refugio donde podemos encontrar paz, alegría y satisfacción en cada plato que preparamos y compartimos. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más dificiles, siempre podemos encontrar belleza y felicidad en el acto simple de cocinar y compartir comida con aquellos que amamos.
Pueden empezar con las recetas mas faciles y con menos margen de error y en muy poco tiempo se darán cuenta de lo entretenido e interesante que puede ser dedicarse a recetas mas complicadas y gourmet. Irán descubriendo un mundo de sabores, aromas y colores y construyendo su propia forma de ver las cosas y aprenderán lo importante que puede ser no creer en todos los que alguien mas nos dice. Hay recetas muy sencillas que, con unos pocos ingredientes, dan resultados increíblemente ricos platos que te sacan una sonrisa, aunque haya sido un dia complicado les encantará dedicar un tiempo… para amasar, hornear, cortar, picar, saltear. Colmar nuestro entorno de placeres sensoriales, donde abunde lo rico y lo bonito, es algo clave para nuestro bienestar y cuando lo logras es importante mantenerlo. Hay estudios que evidencian como la cocina puede ayudarnos a mejorar nuestro estado emocional, en el desarrollo personal y en las funciones cognitivas. A medida que van "trabajando" en esto, no solo sobrevivirán a las tormentas, sino que habrán reconstruido un se... más fuerte que antes. La magia está en la acción... no solo se superarán las crisis, sino que aprenderán a ser más resilientes. Quien me conoce sabe que soy una psicóloga con las manos en las masas y es obvio que, para mi, el proceso es mucho más importante que el resultado, aunque, a veces, incluso el resultado puede dar una gran satisfacción.
Hay algo increíblemente relajante en preparar masas. Tomas algunos simples ingredientes y los transformas en algo delicioso que nutre no solo el cuerpo sino también el alma y la mente. Buscamos constantemente el equilibrio, la tranquilidad... la vida a menudo nos pone a prueba, estresados por las rutinas cotidianas, el trabajo, los problemas. Crear un espacio que nos permita alejar y/o eliminar pensamientos negativos, olvidar el cansancio, aliviar la tension, que nos permita liberar el estrés y canalizar las emociones de forma positiva, es fundamental. Así que... keep calm and carry on ... cooking. Las ventajas de la cocinoterapia están ampliamente demostradas. Después de un largo día, llegar a casa, preparar cositas deliciosas y reconfortantes puede ser una experiencia muy gratificante. La cocina puede convertirse en un espacio de creatividad y tranquilidad, un refugio, donde cada paso es una oportunidad para desconectar y concentrarse en el proceso de crear algo especial. Este aroma dulce que se esparce mientras se cocina puede elevar aún más el estado de ánimo y crear una sensación de bienestar y calidez. Y, por supuesto, el momento más esperado, cuando por fin se puede disfrutar del resultado de todo el trabajo con un delicioso bocado que reconforta el alma. Como siempre digo... nunca sabrán si nunca lo intentan. Es por eso que siempre dejo por ahí algunas recetas, para que se animen a intentarlo y experimentar los increibles beneficios. Ingredientes para 8 Brioche Suizo Para la masa: 250g de harina 6 g de levadura seca 1 huevo 20 g de azúcar 120ml de leche tibia 1 pizca de sal 70g de mantequilla suave en cubitos Para la crema pastelera: 250 ml de leche 25g de maicena 2 yemas de huevo 1 cucharadita de esencia de vainilla 40 g de azucar Preparación: Disolver la levadura en la leche y dejar reposar 10 minutos. En un bowl mezclar la harina, el azucar, la pizca de sal, el huevo, agregar la leche con la levadura y amasar. Cuando los ingredientes estén bien amalgamados añadir la mantequilla y amasar hasta tener una masa lisa y suave. Cubrir y dejar leudar por lo menos 1 hora. Mientras tanto preparar la crema pastelera. Mezclar las yemas con el azúcar y la maicena, la esencia de vainilla y de apoco la leche. Poner en una olla y cocinar a fuego lento, revolviendo constantemente, hasta que espese. Transferir la crema en un bowl, cubrir con papel film y dejar enfriar. Estirar la masa sobre una superficie ligeramente enharinada, formando un rectángulo, cubrir la mitad del rectángulo con una capa de crema pastelera y doblar la masa. Cortarla en trozos, disponerlos en una bandeja de horno con papel mantequilla y dejarlos reposar durante 1 hora. Ante de hornear cepillar con huevo Hornear en horno precalentado a 180C por 15 minutos Una vez sacados del horno, si gusta pueden cepillar con jarabe. Y a disfrutar!!!! |
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