En estos días de fiesta, la mesa no se llena solo de comida, sino de historias, de gestos de amor, de tradiciones que pasan por generaciones. La cocina es mucho más que un lugar donde se preparan platos: es un punto de encuentro, un refugio del alma, un mundo donde la cultura y la tradición se mezclan con los afectos, los sabores, los aromas únicos e inconfundibles de nuestra tierra. Pienso en mi madre, que a pesar de su edad y sus problema de salud en los días de fiesta siempre preparava con una dedicación que conmueve, podía estár horas observandola, O en mi suegra, que en las ocasiones especiales siempre logra transformar ingredientes simples en platos exquisitos, y no se imaginan la candida de cosas que es capaz de preparar. En cada plato hay un pedacito de ellas, de su amor. Son sabores que jamás podrás encontrar en un restaurante estrellado. Son recuerdos vivos que calientan el corazón sin importar en qué lugar del mundo te encuentres. Y tal vez ese sea el verdadero significado… no se trata solo de comer, sino de disfrutar esos momentos, desde la preparación hasta compartirlos con las personas que amamos. Es algo gratificante y bello, se crean vínculos y deja recuerdos que difícilmente se olvidan, y que vuelven a la mente cada vez que sentimos ese aroma o probamos ese mismo plato. Los almuerzos de los dias de fiesta, especialmente en el sur de Italia, son inolvidables. Y no por la gran cantidad de comida que todos creen que se prepara, sino por lo que representan: estar juntos, compartir, la alegría, los preparativos en un ambiente lleno de amor y felicidad. Ahora que vivo lejos, preparo esos platos y compartimos fotos de los preparativos con familiares y amigos, y es un poco como acortar la distancia. Tal vez, ahora que vivo al otro lado del mundo, valoro aún más esas tradiciones y esos platos, y así también este año no podía faltar la cuddura en nuestra mesa. Es un pan trenzado con canela que se prepara para acompañar queso y salame el dia de la Pascuetta... Y que es la Pascuetta? En Lunes de Pascua... un dia muy querido por los italianos (¡después de la Pascua, claro! ) En Italia, el lunes después de Pascua no es un simple día… ¡es Pasquetta! Un dia feriado, un momento especial lleno de sonrisas, comidas al aire libre y mesas improvisadas bajo el cielo de la primavera. Es el día perfecto para una excursión al campo, una parrillada en familia o un picnic con amigos repleto de delicias típicas, cada región tiene su propia tradición culinaria. En Italia hay un dicho… "Natale con i tuoi Pascua con chi vuoi... ("Navidad con los tuyos, Pascua con quien quieras)… ¡y Pasquetta aún mejor!" Es una festividad pública desde 1947, cuando el gobierno decidió extender de un día las celebraciones de Navidad y Pascua, estableciendo que los días posteriores a ambas festividades (San Esteban y el Lunes del Ángel) no se tenia que trabajar. Es un momento de encuentro después de las celebraciones religiosas, Es el primer verdadero respiro de primavera y la excusa perfecta para salir de casa y conectar con la naturaleza, es alegria, Y, por supuesto, cada año las redes sociales se llenan de fotos de Pasquetta: manteles coloridos, cestas de picnic, atardeceres entre risas e copas de vino… Porque sí, la felicidad todavía tiene su lugar en las cosas sencillas. Y a ti te gustaria celebrar la Pascuetta? Ingredientes
1 kg de harina 1 cubito de levadura fresca 250 ml de agua tibia (si la masa queda muy dura, se puede agregar un poco más) 3 huevos para la masa + 2 para colocar sobre la corona 130/150 g de azúcar 100 ml de aceite extra virgen de oliva Canela al gusto 1 huevo para pincelar la superficie Disolver la levadura en el agua tibia. Batir los huevos con el aceite, la canela y el azúcar. Disponer la harina en forma de volcán y añadir los ingredientes anteriores. Amasar bien hasta obtener una masa lisa y homogénea. Para formar la corona: hacer unas tiras de masa del mismo largo y entrelazarlos. Formar la corona y cerrar los extremos. Colocar los 2 huevos encima. Estirar otras dos tiras de masa: uno se enrolla alrededor de la corona, el otro se entrelaza entre un huevo y otro. Enharinar dos moldes y colocar las cudduras a leudar hasta doblar su tamaño Una vez listas, pincelar la superficie con el huevo batido y hornear en horno precalentado a 180 °C durante unos 30 minutos. Una verdadera delicia hermosa a la vista y deliciosa al paladar, ¡perfecta para acompañar tanto lo dulce como lo salado!
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